Ateneo Republicano

No ha sido la covid

No ha sido la Covid-19

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Hace unos meses que salimos del confinamiento, y desde entonces estamos intentando recuperar la normalidad, esta crisis sanitaria ha sido un varapalo para muchas de nosotras: hemos perdido a seres queridos, hemos perdido nuestros empleos, el número de contagios es cada día mayor, tenemos miedo de enfermar, los pequeños comercios y la hostelería aguanta a duras penas y el horizonte se presenta oscuro.

Igual que no ha sido un virus el que ha creado esta situación, solo la ha agravado y acelerado, tampoco será la vacuna la que acabe con ella

Estoy de acuerdo en que la prioridad ahora es poner medidas a corto plazo para evitar que el virus se propague y para que los pequeños comercios y los servicios públicos aguanten esta embestida brutal que va mucho más allá de un simple virus, ya que es consecuencia de años y años de gestión en beneficio del “pez grande” y de privatizaciones, dejando a los servicios públicos y al pequeño comercio en condiciones muy desfavorables. Nuestra forma de consumo y de vida nos ha traído a esta situación; y cuando hablo de nuestro estilo de vida no estoy responsabilizándonos a cada una de las personas del planeta, sino al sentido de época, a las instituciones y corporaciones que nos llevan por esta senda cuyo final es la destrucción total.

Igual que no ha sido un virus el que ha creado esta situación, solo la ha agravado y acelerado, tampoco será la vacuna la que acabe con ella. Después de ser vacunados las grandes superficies seguirán ahogando al pequeño comercio, después de la vacuna los servicios públicos seguirán siendo débiles, después de la vacuna las jóvenes seguiremos obligadas a tener 3 trabajos para poder cobrar 1000€ a fin de mes, después de la vacuna nuestras abuelas seguirán teniendo que pagar más de 2000€ al mes por una plaza en una residencia, después de la vacuna las grandes empresas seguirán yéndose a países donde les dan más facilidades para explotar a sus trabajadoras y nos seguiremos quedando sin trabajos, después de la vacuna nuestro futuro seguirá dependiendo de lo que el dueño de la Volkswagen decida en su casa de Alemania.

Lo que la COVID  nos enseña

Creo que esta crisis nos ha traído diferentes enseñanzas que en necesario interiorizar de cara al futuro. Por un lado, nos ha enseñado que la globalización no nos lleva a ningún sitio, hemos visto como un virus al otro lado del mundo ha llegado hasta nosotras a una velocidad abrumadora, hemos visto como los países europeos se pelean para comprar mascarillas porque no hay una sola empresa que produzca mascarillas en toda Europa. Vivimos en un mundo globalizado, cierto, pero no es posible que todo lo que produzcamos sea para exportar y que todo lo que comamos venga de fuera.

Es necesaria una economía circular que beneficie al pequeño comercio y a la agricultura local, sana y ecológica

Creo que la Ribera visualiza muy bien lo que quiero decir: vivimos en una tierra rica en la que se podrían producir frutas y verduras para abastecer las necesidades alimenticias de la zona, pero es más fácil exportar, y creo que algo va mal cuando sale mejor vender tu producto en Francia que en la localidad en la que lo has producido. Esto provoca la especialización de la zona en uno o dos productos que se exportan a toneladas, y que aquí salga más barato y sea más fácil comprar melocotones que vienen de Perú que los producidos en la zona. Es ilógico y peligroso, mucho más en un contexto histórico en el que se prevé que las pandemias estén a la orden del día.

Es urgente priorizar y beneficiar una producción local variada que sea capaz de abastecer las necesidades de la zona, que produzca empleo en la zona y cree relaciones intersectoriales que enriquezcan el tejido agroalimentario, ganadero, empresarial y el pequeño comercio local. El sobrante, por supuesto exportarlo al resto de Navarra y a las comunidades vecinas. Es necesaria una economía circular que beneficie al pequeño comercio y a la agricultura local, sana y ecológica.

que el Estado tenga el control sobre los recursos para cubrir las necesidades básicas de la ciudadanía

Otra gran enseñanza es la importancia de que el Estado tenga el control sobre los recursos para cubrir las necesidades básicas de la ciudadanía (agua, luz, gas, bancos…) para evitar que las empresas privadas especulen con ellos. Hace no muchos años, en Navarra teníamos una banca propia que beneficiaba a la ciudadanía dando prestamos a bajo interés y que invertía dinero en proyectos sociales en beneficio de la ciudadanía; la mala gestión de los puestos a dedo se lo cargaron, dejándonos con bancos que especulan con nuestras vidas y nuestro dinero e invierten en proyectos privados que no nos benefician.

Respecto a la luz y el agua, el Señor X fue el que las privatizó, vendió las empresas públicas que las gestionaban (y que al ser públicas en momentos de crisis pueden reducir los impuestos o exonerar de pago a la ciudadanía) a empresas privadas como Iberdrola o Gas Natural (sorpresa sorpresa, cuando Felipe Gonzalez dejo de ser presidente esta empresa lo fichó). Hoy en día esas empresas son las más solventes y las que más dinero generan en todo el Estado, dinero que de no haberlas vendido iría a las arcas públicas.

El reto actual

Como podemos ver, a esta situación no nos ha traído el virus, han sido un cúmulo de despropósitos los que han hecho que un virus que en condiciones normales no conviviría con nosotras, debido a la deforestación y al cambio climático haya pasado a nuestro hábitat; poniendo en relieve y acelerando todas las deficiencias de este sistema que destroza el mundo y crea cada vez más desigualdades. La Covid-19 nos ha puesto ante un espejo, nos ha enseñado la sociedad que estamos construyendo y los destrozos que estamos causando al planeta y a nuestras propias vidas.

Estamos ante un reto y una gran responsabilidad: redirigir la sociedad, cambiar el sentido común de época, construir una nueva civilización más responsable, más local, más limpia y respetuosa con el medio ambiente. Una civilización en la que la vida de las personas y el planeta sean lo más importante, no el enriquecimiento y el beneficio de las grandes empresas. Ese es el reto.

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